Ecuador ADC meeting

“Todo de todas y todas muy diferentes”

Nos juntamos en Quito con mucha ilusión, era un encuentro muy esperado; unas por el reencuentro, otras por conocer a todas las que formamos el país. Así empezamos quince mujeres la asamblea, dispuestas a buscar juntas con una verdadera actitud de apertura, a que el encuentro pasase por cada una de nosotras. Nos sentíamos hermanas y convocadas, por el mismo Señor, a pesar de las diferentes procedencias.

Fueron muchos momentos (memoria agradecida, círculo de conexión, grupos de experiencias, edades y nacionalidades distintas) los que nos llevaron a recordar, a dejarnos interpelar y a tocar algunas de nuestras heridas, pero siempre respirándose en el ambiente una confianza plena en Señor; “Señor, lo que tú quieras en todo y siempre, para eso soy tu esclava”. (Celia Méndez)

Un grupo de hermanas, muy humanas, cada una aportaba lo que podía hasta donde podía, teniendo siempre en el horizonte el querer de Dios para la congregación y sintiéndonos que somos la congregación en Ecuador.

Nos sentíamos ciudadanas del mundo, nos entusiasmaba estar juntas, conversar sobre aquello que nos importa y que nos hace soñar, por eso muchas de las conversaciones sentíamos que se nos quedaban cortas.

Buscábamos un cultivar juntas ese nosotras: ni tuyo, ni mío. Buscar algo que fuese de todas. Hacer tangible ese crecer en fraternidad, esa apertura a lo diferente y ese enriquecernos unas de otras.

Nos sentíamos invitadas, por el Espíritu, a dar el máximo de cada una, con una confianza plena en que la Congregación está sustentada por el Señor, que el Señor está en cada una de nosotras y habla a través de nosotras si nos dejamos invadir por Él.

Llamadas a pararnos para ver el AHORA; dónde y de qué manera es necesaria la presencia de la Congregación en el mundo. Desde un soltar, arriesgar y arraigarse a Cristo, y desde una correlación, universalidad e interdependencia, un sentirnos parte de la Iglesia.

Nos maravillaba ver los frutos de la Congregación en los Laicos Spínola, ver cómo la Congregación está viva y por la presencia geográfica que hay de estos en el mundo, ver cómo en todo momento hay alguien de la familia Spínola transmitiendo el Carisma de los fundadores.

Por último, terminamos concretando en el país, ahí desplegamos cada una, para soñar juntas y poder concretar en nuestro contexto cotidiano.

Estos días fueron un disfrute: las reuniones, las comidas, las eucaristías y las veladas. Disfrute de la realidad, de poder estar y compartir juntas. Terminamos agradecidas por la VIDA  y por la vida que nos generamos unas a otras al poder impulsarnos a apuntar más alto desde nuestra propia pobreza personal y congregacional.

ADCs, Ecuador

(Blanca Domínguez)