Transparentamos a Dios desde la propia experiencia personal de sentirnos profundamente amadas, hacemos palpable y visible esta experiencia.
Buscamos nuevos caminos para la espiritualidad desde la sensibilidad de hoy.
Educamos en la interioridad, generamos espacios de crecimiento espiritual para jóvenes y adultos.
Nos vivimos unificadas, conectadas con nosotras mismas, con los demás y con Dios.
¿Qué pretendemos?
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En este mundo herido buscamos ser comunidades “lugar de encuentro” con el Señor que ofrecen espacios de interioridad.
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Preguntarnos sobre la nueva ritualidad que necesitamos tanto para nuestra vida como para los jóvenes.
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Preguntarnos sobre los espacios de silencio y oración que podemos ofrecer, desde nuestra identidad podemos hacer una aportación significativa.
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Explorar rutas de evangelización que respondan a la persona de hoy, a su sensibilidad, inquietudes y necesidades.
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Que cada persona experimente que está habitada y es sostenida por el Señor, que experimente su amor incondicional.
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Favorecer experiencias que nos inviten a encontrarnos con nuestra propia verdad, a quitarnos nuestras máscaras, ser nosotras mismas, en definitiva, a vivir en plenitud.