Encuentro ADC Filipinas

“Cuando vieron al niño en el pesebre su gozo fue inmenso.”

El encuentro de la Delegación este año ha sido para nosotras un regalo de Dios muy especial. Según los planes y el tiempo de Dios hemos podido tener el Encuentro de la Delegación de Navidad de manera presencial en medio de las incertidumbres en que nos tiene la pandemia.

El podernos encontrar las tres Comunidades de Filipinas - después de dos años de confinamiento- ha sido casi como el itinerario de los tres Reyes Magos que, en su búsqueda del Niño Jesús, fueron guiados por una estrella. Yo tenía mis dudas si el planeado encuentro-presencial iba a poder llegar a ser realidad. Dios dijo que sí, y en su bondad, bendijo nuestros respectivos viajes desde Manila y Zamboanga hasta llegar a Ipil. Y cuando, por fin, nos encontramos todas en Ipil, fue como si hubiésemos encontrado al Niño Jesús en el pesebre, y sentimos un grandísimo gozo. Después de dos años, pudimos, al fin, darnos la bienvenida físicamente entre abrazos, alegría, risas y, sobre todo, hablar de nuestras vidas.

Para la Delegación, este encuentro fue mejor regalo de Navidad que pudimos recibir; o sea, el   poder cerrar con gratitud el año 2021 juntas - con sus penas y alegrías- y dar la bienvenida  al año 2022  con esperanza creciente.

  • Celebramos el nacimiento de Jesús en nuestros corazones. En el retiro hemos sentido una fuerte experiencia de gratitud, confianza y entrega a Dios, fuente de toda bondad, mientras hacíamos el “balance espiritual del año’, y compartimos nuestros deseos y nuestra visión sobre la “clase de Esclava que queremos ser hoy en l mundo”.
  • A través de las diferentes dinámicas, pudimos sentirnos en intima comunión con Dios y con cada una de nosotras, tal como:
  • Dialogo con Dios de corazón a corazón en la oración.
  • Recodamos con gratitud el significado de los eventos durante estos 6 años, tanto a nivel local como internacional. La entrega personal a Dios, el “SI” incondicional   de cada una de nosotras a la misión encomendada. Todo esto son signos de que “la Congregación está viva”.
  • Intercambio y dialogo sobre nuestro mapa de presencia, donde cada una de nosotras pudimos expresar libremente nuestro pensar, nuestras dudas e inquietudes. He visto a todas participar con confianza y humildad. Dialogamos sobre nuevas posibilidades en nuestra misión con sus consecuencias e impacto en el futuro. Ha habido una búsqueda sincera de lo que Dios quiere de nosotras, Esclavas hoy.
  • Agradecimiento de cómo el Modelo de Gobierno se ha efectuado con fidelidad creativa y un constante buscar aquello que más pudiese ayudar a responder a las necesidades de la congregación y del mundo en los pasados seis años.
  • Hemos tenido una experiencia intensa de ser una comunidad de hermanas; y una hermana para cada una en la Congregación. Ha sido reconfortante el poder saber la realidad de cada una de nosotras. Hemos reconocido nuestras luchas y dificultades personales en hacer realidad el sueño del XX Capítulo General: “Queremos ser comunidades de las que se pueda decir, “mirad como se aman, por la manera de hablar, de escuchar, de ayudarse mutuamente, de perdonarse y de reír juntas”.
  • Dios nos regaló la presencia de los Laicos Vinculados y la presentación de sus realidades, de sus actividades y de sus sueños; todo esto nos invita a la gratitud y esperanza. Oyéndolos sólo podemos decir que nuestro carisma esta vivo. Sí, está vivo en cada Laico Spínola Vinculado.

Personalmente, agradezco a Myrna, Nilda, Emely y Angie el trabajo invertido para   que este encuentro se hiciese realidad. Parte de la alegría del encuentro fue la presencia silenciosa de Milflor y Bonnie poniendo en la mesa comida saludable y sabrosa. Las memorias de este encuentro caerían en el olvido a no ser por el fiel trabajo de secretaria de Elmor y Hazel hasta muy entrada la noche. Damos gracias a Therry y Jerline que nos han animado los recreos después de la cena y el día de playa. No podemos olvidar la presencia de Joy, recién llegada de Angola, dando un tono muy especial a nuestras conversaciones.

Dios ha sido generoso con nosotras permitiendo a Ángeles Martínez Paredes, a sus 87 años, participar activamente en el encuentro. Ella ha sido nuestra fiel compañera en al largo camino de la historia de la Delegación.

Siento que el encuentro de Navidad ha recreado el significado de nuestra vocación de Esclavas. Los días del Encuentro ha sido pocos, pero han estado llenos del Espíritu de Dios. Terminamos el Encuentro con esperanza, confianza y la determinación de seguir avanzando.

Como los Magos de Oriente volvemos a nuestras respectivas comunidades por otro camino”. Creo que no seremos nunca las mismas.   Ahora “caminemos, escuchemos y bailemos con los otros , por los otros  y desde el Otro, SOMOS ESCLAVAS DEL DIVINO CORAZON HOY”.                                                                                                    

Hna. Jesnen C. Porras, adc