ICONO BÍBLICO

En este proceso emerge dentro de nosotras y nos inspira la secuencia que se da en el pasaje bíblico de la VISITACIÓN. María, al contactar con la necesidad, se pone en camino. María e Isabel, se encuentran: se escuchan, conversan, reconocen y les desborda la vida que llevan dentro. La secuencia se corona con el canto que hace danzar a María, el Magníficat.

Como Esclavas, CAMINAMOS reconociendo a Dios en nosotras y ESCUCHAMOS la presencia de Dios en los demás y en todo lo que existe. Caminamos con toda la humanidad en este momento de profundo cambio. Caminamos como compañeras de camino de otros inundadas de la experiencia del amor de Dios.

Por el camino, ESCUCHAMOS el grito del mundo herido y éste nos mueve y empuja a salir de nuestra zona de confort y CAMINAR. Escuchamos y hacemos nuestras las necesidades y preocupaciones de los demás. Escuchamos y, por lo tanto, nos encontramos y abrazamos a los demás donde están. Escuchamos y nos ponemos a disposición del otro. Escuchamos y descubrimos que somos uno y que todos estamos interconectados.

Y como María DANZAMOS por el don de la vida y de nuestra vocación de Esclavas del Divino Corazón. Danzamos con otros llenas de alegría y júbilo porque Dios ama a su pueblo y siempre lo acompaña. Danzamos llenas de agradecimiento por su bondad y fidelidad.